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lunes, 19 de noviembre de 2018

EL AZAFRÁN

EL AZAFRÁN Crocus sativus, es una flor perteneciente al Sol, emblema del júbilo.
En el lenguaje de las flores, recibir una rosa del azafrán quiere decir "no abuses".
Para la mitología romana, de la unión de Júpiter y Juno nació Croco (azafrán), cuyo cabello era parecido al del león. Mercurio, jugando, le lanzó su disco y lo mató accidentalmente. Desolado, Mercurio recogió parte de la sangre derramada y creó una nueva planta aprovechando la vitalidad de los rayos que lanzaba el sol. Su flor tendría filamentos parecidos a los del cabello de Croco, amarillos como el sol y otros rojos, cargados de aroma y sabor.
El color del azafrán también estaba asociado con la victoria, la salud y el impulso sexual, de ahí sus poderes afrodisíacos.
Todas las mañanas, Eos, la diosa de la aurora, vestida con su túnica azafrán tejida de flores, conocida por su excepcional belleza, vestida con un peplo de azafrán, abría las puertas del infierno para que su hermano Helios (el sol) saliera de allí y pudiera conducir su carro por el cielo; al abrir las puertas, Eos teñía el horizonte con todas las gamas de colores del azafrán.
De su matrimonio con el titán Astreo (estrellado), nacieron los cuatro vientos y todas las estrellas del cielo. Es natural, las estrellas se funden con la aurora en el Este y, como si fuera su emanación, surge el viento del amanecer.
Debido a una maldición de Venus, Eos sentía un deseo irrefrenable por los jóvenes mortales a quienes seducía en secreto, lo que explica el motivo por el cual la madrugada lleva a los amantes nocturnos al renacimiento de su pasión erótica.
El vestido de las chicas casaderas griegas era de color azafrán. A este respecto y curiosamente, en la antigua Irlanda, las muchachas teñían sus sabanas con azafrán, porque el hombre que dormía con estas sábanas fortalecía su masculinidad. La tradición inglesa afirma que cuando un hombre está demasiado cariñoso con su esposa es porque ésta le ha deslizado azafrán en el bolsillo.
Los romanos dormían con almohadas en cuyo rellenos había azafrán para que sus sueños fueran de oro.
Los griegos esparcían azafrán en los teatros porque era el color de la realeza, costumbre que también tenían los antiguos Irlandeses.
Cleopatra lo usaba como cosmético.

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